El próximo domingo, cuando salte al campo contra el Málaga, el Real Madrid será matemáticamente campeón de Liga. Incluso aunque el Barcelona se adelante en el Camp Nou ante el Eibar, lo seguirá siendo. Tras su victoria ante el Celta, el equipo de Zinedine Zidane sólo necesita un empate en La Rosaleda para conquistar su trigésimo tercer título de Liga, el primero en cinco años.

En Balaídos no hubo rotaciones. Jugó el equipo esperado, con Nacho en el banquillo a pesar de que Competición le retiró a última hora la tarjeta amarilla vista ante el Sevilla. En lugar de los lesionados Carvajal y Nacho entraron Danilo e Isco. El brasileño volvió a dejar momentos desconcertantes, aunque dista mucho del flan de su primera temporada y no se esconde. Isco, por su parte, volvió a brillar, en especial en la jugada del 0-2, que encarriló el partido tras una primera parte dubitativa del equipo, de más a menos.
Isco tiene cada vez más presencia en el Real Madrid. Se ha escrito mucho sobre cómo juega el Real Madrid con él y cómo juega con Bale. Diferencias obvias, como corresponde a dos perfiles tan distintos. “Isco siempre está en movimiento y, cuando le encontramos entre líneas, sabemos la calidad técnica que tiene”, dijo tras el partido Zidane, que hizo una breve excepción a su norma de no personalizar en sus declaraciones. El malagueño se ha afianzado en el once en este final de temporada, aunque es uno de los jugadores blancos con más minutos en el campeonato español.
Isco cada vez ocupa más campo. Cose al equipo, juega en corto o en largo, trabaja hacia atrás y mira hacia delante, como demostró en la mencionada jugada del 0-2, en la que dejó a Cristiano Ronaldo solo ante Sergio Álvarez. “Es muy fácil entenderse con Cristiano: sólo hay que pasársela cerca del área y él hace el resto. Ha llegado al final de temporada como un avión, como todo el equipo”.
El próximo domingo, Isco tiene la posibilidad de sumar un nuevo título a su palmarés. Ganador de Champions League, no sabe lo que es celebrar la Liga. “Hemos ganado una final más. Queda el último empujón, en La Rosaleda. Siempre que visito mi casa es especial”.