sapoliso
20/08/2013, 13h44
Una imagen patética para comenzar la temporada. Como institución y como equipo. Así estuvo el Real Madrid el pasado domingo en su primer partido oficial del curso. La ventaja de esto es que sólo se puede mejorar.
Cuando las cosas no se hacen bien, las consecuencias acaban llegando tarde o temprano. A veces parece que no, ¿verdad? Error. El Real Madrid tiene desde la temporada pasada un problema serio de disciplina en el vestuario. Es algo que todos vemos, que el Club ve, que el Presidente ve, pero nadie ha hecho nada en estos meses para remediarlo. Al final, por mucho que intentes echar tierra encima, el olor a podrido acaba volviendo a llegar a la superficie. Vamos a ser claros.
Mourinho no es que odiara a la Prensa porque sí, lo que odiaba era la falta de disciplina, que el año pasado se tradujo en diversas filtraciones a la Prensa por parte de algunos jugadores en partidos clave de la temporada. Al final es un problema deportivo. Si el entrenador diseña una estrategia de sorpresa para un partido determinado y a media tarde se filtra la alineación a la Prensa, el que sale perjudicado es el equipo. Y sale perjudicado deportivamente hablando, porque el entrenador rival tiene tiempo para pensar una estrategia distinta.
La posición de fuerza de algunos jugadores en la Prensa llevó al equipo la temporada pasada a sufrir una enorme presión extradeportiva, que se tradujo en el campo en partidos malos, con jugadores más pendientes de la sala de prensa y de las declaraciones en zona mixta que de presionar al rival.
El estandarte de esos jugadores era nada menos que el Capitán, Iker Casillas, secundado por otro jugador español, Sergio Ramos. Estos jugadores, en evidente baja forma deportiva, fueron ganando adeptos a medida que Jose Mourinho tomaba decisiones técnicas: Pepe, "cuyo problema se llama Varane", e incluso Cristiano Ronaldo, relegado en algún partido a la suplencia y enfurruñado con el mundo Dios sabe por qué.
El Presidente, que es otro personaje con cada vez menor capacidad de reacción y menos ganas de seguir luchando, optó por lo más sencillo: no respaldar al entrenador y sacrificarlo para conseguir la ansiada paz social. ¿Realmente Florentino Pérez sigue creyendo en la paz social en el Real Madrid?
Para eso trajo al pacificador Ancelotti, acostumbrado a lidiar con vacas sagradas, decían. Vuelta a la normalidad, decían. El Madrid en estado de felicidad, decían. Muerto el perro se acabó la rabia, decían. Error. Ha bastado una simple decisión técnica en el primer partido de la temporada para hacer saltar la paz social por los aires. Resulta que la decisión de Mourinho de sentar al Capitán no era por inquina personal, sino que otro entrenador ganador de Champions Leagues opina, sin justificable odio personal alguno de por medio, lo mismo que Mourinho: que Diego López está mejor que Iker Casillas y que merece, por lo tanto, jugar.
Y es que Ancelotti puede ser un pacificador, pero no es tonto. Y sabe que doblegarse al primer partido a los jugadores con poder mediático sería cavar su tumba demasiado pronto. Es posible que en partidos sucesivos haga jugar a Casillas, porque aunque Ancelotti no es tonto, sí tiene un punto de pacificador. Sería un error clamoroso. Pero, eso sí, el mensaje ya estará lanzado: no va a jugar el que quiera la Prensa por decreto. Con todo, el problema de fondo no estará solucionado. Y el problema son jugadores que creen estar por encima de sus compañeros, por encima del Club y que se creen con capacidad para influir en decisiones que no les conciernen a ellos.
Pero Florentino, dicho en pocas palabras, debió poner en el mercado a Iker Casillas y a Sergio Ramos. Sacar algo de dinero por ellos y abrir las ventanas para que entrara aire fresco. Sorprende que Florentino, que ya vivió los años decadentes de los Galácticos, vaya a tropezar otra vez en la misma piedra, pero va de cabeza hacia ella. La temporada pasada ya se pagó con un rendimiento deportivo por debajo del aprobado. Y esta va por el mismo camino, porque cuando las cosas se hacen mal, se acaba pagando.
El espectáculo del domingo por la tarde en Twitter, verdadero termómetro de la afición madridista, fue dantesco. La noticia del día no era que el Real Madrid arrancaba la temporada, sino que Iker Casillas era suplente. Después lo fue que Iker Casillas no aceptó esto de muy buena gana, y parece que incluso realizó un calentamiento "de baja intensidad", siendo generoso. Esto mismo se volverá a repetir cuando Varane vuelva de su lesión y Ancelotti se plantée dejar a Pepe en el banco. Y puede que si Illarramendi acaba entrando en el once en detrimento de algún otro jugador, veamos a Sergio Ramos ponerse una camiseta del damnificado para mostrarla al mundo al celebrar un gol marcado de penalti autoadjudicado... tirado a lo Panenka, mientras se señala el dorsal y mira desafiante al banquillo. ¿Alguien duda de que eso es una posibilidad?
Eso es el Real Madrid hoy: un circo. Y eso es lo que hay nada más arrancar un nuevo proyecto. Si los jugadores con poder mediático consiguieron cargarse a un entrenador como Mourinho, ¿no volverán a intentar cargarse al siguiente? Esto de cargarse proyectos es un poco adictivo...
El Madrid está a tiempo, sin embargo, de poner remedio a esta situación en los próximos 10 días. Queda tiempo para vender a Casillas. No hace falta conseguir mucho dinero por él. Es un jugador que daría beneficios contables con cualquier traspaso. Pero para eso haría falta que Ancelotti no jugara al gato y al ratón, sino que fuera claro al respecto: Diego López jugará mientras que lo siga haciendo bien e Iker tendrá que esperar su oportunidad y ganarse el puesto en los entrenamientos. Si Casillas no acepta esto, que venga con una oferta mínima razonable y se marche, que para eso estamos en año de Mundial y los jugadores necesitan jugar. Y tanta paz lleve como descanso deje.
Y el Club saldrá ganando por muchos motivos. Mensaje a los jugadores: vosotros no mandáis. Mensaje a la Prensa: vosotros no mandáis. Mensaje al entrenador: tú mandas. Mensaje al aficionado y a los rivales: somos serios y esto no es un circo.
Cuando las cosas no se hacen bien, las consecuencias acaban llegando tarde o temprano. A veces parece que no, ¿verdad? Error. El Real Madrid tiene desde la temporada pasada un problema serio de disciplina en el vestuario. Es algo que todos vemos, que el Club ve, que el Presidente ve, pero nadie ha hecho nada en estos meses para remediarlo. Al final, por mucho que intentes echar tierra encima, el olor a podrido acaba volviendo a llegar a la superficie. Vamos a ser claros.
Mourinho no es que odiara a la Prensa porque sí, lo que odiaba era la falta de disciplina, que el año pasado se tradujo en diversas filtraciones a la Prensa por parte de algunos jugadores en partidos clave de la temporada. Al final es un problema deportivo. Si el entrenador diseña una estrategia de sorpresa para un partido determinado y a media tarde se filtra la alineación a la Prensa, el que sale perjudicado es el equipo. Y sale perjudicado deportivamente hablando, porque el entrenador rival tiene tiempo para pensar una estrategia distinta.
La posición de fuerza de algunos jugadores en la Prensa llevó al equipo la temporada pasada a sufrir una enorme presión extradeportiva, que se tradujo en el campo en partidos malos, con jugadores más pendientes de la sala de prensa y de las declaraciones en zona mixta que de presionar al rival.
El estandarte de esos jugadores era nada menos que el Capitán, Iker Casillas, secundado por otro jugador español, Sergio Ramos. Estos jugadores, en evidente baja forma deportiva, fueron ganando adeptos a medida que Jose Mourinho tomaba decisiones técnicas: Pepe, "cuyo problema se llama Varane", e incluso Cristiano Ronaldo, relegado en algún partido a la suplencia y enfurruñado con el mundo Dios sabe por qué.
El Presidente, que es otro personaje con cada vez menor capacidad de reacción y menos ganas de seguir luchando, optó por lo más sencillo: no respaldar al entrenador y sacrificarlo para conseguir la ansiada paz social. ¿Realmente Florentino Pérez sigue creyendo en la paz social en el Real Madrid?
Para eso trajo al pacificador Ancelotti, acostumbrado a lidiar con vacas sagradas, decían. Vuelta a la normalidad, decían. El Madrid en estado de felicidad, decían. Muerto el perro se acabó la rabia, decían. Error. Ha bastado una simple decisión técnica en el primer partido de la temporada para hacer saltar la paz social por los aires. Resulta que la decisión de Mourinho de sentar al Capitán no era por inquina personal, sino que otro entrenador ganador de Champions Leagues opina, sin justificable odio personal alguno de por medio, lo mismo que Mourinho: que Diego López está mejor que Iker Casillas y que merece, por lo tanto, jugar.
Y es que Ancelotti puede ser un pacificador, pero no es tonto. Y sabe que doblegarse al primer partido a los jugadores con poder mediático sería cavar su tumba demasiado pronto. Es posible que en partidos sucesivos haga jugar a Casillas, porque aunque Ancelotti no es tonto, sí tiene un punto de pacificador. Sería un error clamoroso. Pero, eso sí, el mensaje ya estará lanzado: no va a jugar el que quiera la Prensa por decreto. Con todo, el problema de fondo no estará solucionado. Y el problema son jugadores que creen estar por encima de sus compañeros, por encima del Club y que se creen con capacidad para influir en decisiones que no les conciernen a ellos.
Pero Florentino, dicho en pocas palabras, debió poner en el mercado a Iker Casillas y a Sergio Ramos. Sacar algo de dinero por ellos y abrir las ventanas para que entrara aire fresco. Sorprende que Florentino, que ya vivió los años decadentes de los Galácticos, vaya a tropezar otra vez en la misma piedra, pero va de cabeza hacia ella. La temporada pasada ya se pagó con un rendimiento deportivo por debajo del aprobado. Y esta va por el mismo camino, porque cuando las cosas se hacen mal, se acaba pagando.
El espectáculo del domingo por la tarde en Twitter, verdadero termómetro de la afición madridista, fue dantesco. La noticia del día no era que el Real Madrid arrancaba la temporada, sino que Iker Casillas era suplente. Después lo fue que Iker Casillas no aceptó esto de muy buena gana, y parece que incluso realizó un calentamiento "de baja intensidad", siendo generoso. Esto mismo se volverá a repetir cuando Varane vuelva de su lesión y Ancelotti se plantée dejar a Pepe en el banco. Y puede que si Illarramendi acaba entrando en el once en detrimento de algún otro jugador, veamos a Sergio Ramos ponerse una camiseta del damnificado para mostrarla al mundo al celebrar un gol marcado de penalti autoadjudicado... tirado a lo Panenka, mientras se señala el dorsal y mira desafiante al banquillo. ¿Alguien duda de que eso es una posibilidad?
Eso es el Real Madrid hoy: un circo. Y eso es lo que hay nada más arrancar un nuevo proyecto. Si los jugadores con poder mediático consiguieron cargarse a un entrenador como Mourinho, ¿no volverán a intentar cargarse al siguiente? Esto de cargarse proyectos es un poco adictivo...
El Madrid está a tiempo, sin embargo, de poner remedio a esta situación en los próximos 10 días. Queda tiempo para vender a Casillas. No hace falta conseguir mucho dinero por él. Es un jugador que daría beneficios contables con cualquier traspaso. Pero para eso haría falta que Ancelotti no jugara al gato y al ratón, sino que fuera claro al respecto: Diego López jugará mientras que lo siga haciendo bien e Iker tendrá que esperar su oportunidad y ganarse el puesto en los entrenamientos. Si Casillas no acepta esto, que venga con una oferta mínima razonable y se marche, que para eso estamos en año de Mundial y los jugadores necesitan jugar. Y tanta paz lleve como descanso deje.
Y el Club saldrá ganando por muchos motivos. Mensaje a los jugadores: vosotros no mandáis. Mensaje a la Prensa: vosotros no mandáis. Mensaje al entrenador: tú mandas. Mensaje al aficionado y a los rivales: somos serios y esto no es un circo.